4 de febrero de 2025
EL FARO DE LYCON
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85 - Manipulación del Clima: ¿Realidad o Conspiración?
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¿Es posible que grandes potencias estén utilizando tecnologías avanzadas para controlar el clima con fines oscuros?

Vamos a explorar lo que se sabe de ello; las razones o intereses que pueden haber para hacerlo y las supuestas tecnologías y experimentos de los que se está hablando, para intentar aclarar qué puede haber de verdad detrás de ciertas teorías sobre posibles conspiraciones de gobiernos o poderes ocultos.

Para empezar, hagamos un poco de contexto histórico. La idea de manipular el clima no es nueva. Desde los rituales antiguos para invocar la lluvia hasta los experimentos científicos modernos, la humanidad siempre ha buscado formas de influir en el clima. Por ejemplo, uno de esos experimentos conocidos y confirmados se inició en la década de 1960, se llamaba Proyecto Stormfury.

Este proyecto fue un experimento científico llevado a cabo por el gobierno de los Estados Unidos entre 1962 y 1983, cuyo objetivo principal era investigar la posibilidad de debilitar huracanes mediante la siembra de nubes con yoduro de plata.

La hipótesis era que al introducir partículas de yoduro de plata en las nubes, se induciría la formación de cristales de hielo, lo que alteraría la estructura interna del huracán y reduciría su intensidad.

Lo cierto es que algunos de las pruebas iniciales que se realizaron mostraron resultados prometedores, pero más tarde se demostró que los huracanes no sembrados con yoduro de plata a menudo experimentaban los mismos cambios estructurales que se esperaban de los huracanes que sí eran rociados con él, lo que puso en entredicho los resultados iniciales y el proyecto fue finalmente cancelado.

Pero no todo fue en vano. A pesar de que el Proyecto Stormfury no logró su objetivo de reducir la intensidad destructiva de los huracanes, los datos de observación y la investigación sobre su ciclo de vida ayudaron a mejorar la capacidad de los meteorólogos para predecir su movimiento e intensidad.

A pesar del fracaso, la cosa no quedó aquí, hubieron más proyectos conocidos relacionados con el intento de manipular el clima. Uno de ellos fu e coordinado por la Organización Meteorológica Mundial y se llevó a cabo en España, concretamente en la provincia de Valladolid. Esto fue entre 1979 y 1981.

En esta ocasión, se acudió nuevamente a la técnica de sembrar nubes con yoduro de plata para intentar aumentar la precipitación artificialmente. El intento tampoco tuvo el éxito deseado, aunque también proporcionó algunos datos valiosos sobre el comportamiento de las nubes y de la precipitación que sirvieron para nuevos estudios posteriores.

Otro de los proyectos de los que se tiene constancia, fue el realizado por el gobierno chino en Beijing, en el año 2009. Una vez más, el yoduro de plata era el protagonista.

Los ingenieros del clima lanzaron unos bastones de yoduro de plata en la atmósfera para inducir la precipitación. En esta ocasión, el experimento tuvo supuestamente resultados positivos, al menos según afirmó el gobierno chino, provocando nevadas durante tres días en aquella zona, donde lo cierto es que raramente se producen y que efectivamente sirvieron para aliviar un poco la persistente sequía existente en la región.

Pero no solo se han llevado a cabo esos experimentos, han habido y siguen habiendo muchos otros realizados en multitud de países. Todos ellos intentan cambiar la cantidad y tipo de precipitación mediante la dispersión de sustancias en el aire.

La idea general suele ser siempre la misma: producir cristales de hielo y no solo se ha utilizado el yoduro de plata para ello, también se ha rociado hielo seco o incluso propano líquido en gas, ya que produce esos cristales de hielo a temperaturas más cálidas que el yoduro de plata, lo que facilita su aplicación en otras zonas.

También se han utilizado materiales higroscópicos como la sal, que tiene la capacidad de absorber y retener la humedad del ambiente para interactuar con el vapor de agua presente en el aire y cambiar sus propiedades físicas y químicas para facilitar la precipitación.

Estos experimentos no son conspiraciones, son públicos y se vienen realizando desde hace muchas décadas. No obstante, nunca han estado exentos de polémicas, ya que más allá de los beneficios que pueda aportar para e control de las sequías o la reducción de los efectos destructivos de las tormentas, hay quien cree que existe un riesgo de impacto en el medioambiente y en la salud de las personas.

Lo cierto es que, según los estudios realizados, la toxicidad de los compuestos de yoduro de plata es muy baja en el ser humano. Tampoco la acumulación en el suelo o en la vegetación que se produce al aplicarlo en las nubes es suficiente como para poder tener un efecto perjudicialmente significativo sobre el ambiente. No obstante, en algunos lugares sí se han detectado algunos efectos en algunas determinados animales y vegetales especialmente sensibles.

Pero no solo está el posible efecto medioambiental sobre la mesa, hay otros dilemas éticos que alimentan fuertes controversias. Sin duda, manipular el clima a gran escala podría conllevar inquietantes riesgos que son difíciles de evaluar, los cuales desconocemos en buena parte; uno de esos dilemas es quien decidiría el cómo y cuándo utilizar estos sistemas de modificación del clima y para qué fin. ¿Cómo controlar eso? ¿Podría convertirse en un arma para utilizar contra otros países o para influir en sus economías?

No hace falta profundizar en este tema demasiado para entender que el poder manipular el comportamiento de las tormentas, las lluvias o las temperaturas, puede ser fácilmente percibido como una fuente de futuros conflictos.

Ciertamente no se puede saber en qué modo la modificación del clima en una zona del planeta puede afectar negativamente a otra o hasta qué punto se puede desarrollar la tecnología como para poder convertirla en un arma de destrucción masiva o de control de la población. Esta es, posiblemente, la razón por la que existen esas inquietudes conspirativas de las que cada vez oímos más comentarios.

Entre las teorías de la conspiración relacionadas con la manipulación del clima hay una que destaca: la de los Chemtrails.

Según esta teoría, los aviones estarían rociando productos químicos en la atmósfera para manipular el clima o incluso para inducir ciertos efectos en la salud de la población con inquietantes intereses difíciles de imaginar.

Cada vez más gente empieza a pensar en la posibilidad de que haya algo de cierto en esas teorías y que el hecho de que cada vez se vean más estelas en el cielo no corresponda a un aparente mayor número de aviones de paso o a la explicación científica de que son simplemente vapor de agua condesado, sino a que hay algo oscuro que se está haciendo a espaldas de la población.

Las redes sociales han contribuido a alimentar una especie de paranoia compartiendo imágenes y videos que muestran aviones supuestamente equipados con tecnologías desconocidas que después se utilizan para esparcir productos químicos a gran altura. Las imágenes son muy claras y te dan que pensar, aunque realmente resulta difícil de creer que esto se esté haciendo a gran escala, que los aviones de pasajeros vayan equipados con estos sistemas y que nadie, sean pasajeros o técnicos del aeropuerto, no lo vean en algún momento.

Podríamos asociarlo con las diferentes altitudes por las que se desplazan los aviones, no obstante, hay días que resulta realmente llamativo mirar hacia arriba y ver el cielo prácticamente cubierto de un número incontable de líneas que permanecen durante largo tiempo disipándose muy lentamente y que, sin embargo, otros días tan solo aparezcan un puñado o no aparezca ninguna, pese a que el número de aviones en tránsito no parece variar excesivamente.

Seguro que tiene su explicación, como la tendrá el extraño comportamiento de las precipitaciones, que no pongo en duda que en su mayor parte se puedan achacar a los efectos del cambio climático, pero que resulta extraño que ese cambio climático afecte con tanta variación en determinados zonas, donde se han producido diferencias notables en el número de precipitaciones anuales en un área aparentemente demasiado pequeña como para que existan semejantes diferencias, algo que para sus habitantes, como mínimo resulta realmente llamativo.

Esta es la parte conspirativa de la historia, cada persona sacará sus propias conclusiones sobre si efectivamente los gobiernos están rociándonos de productos químicos con alguna intención inconfesable, esté relacionada con el clima, con las epidemias o con ambas. Han ocurrido demasiadas cosas últimamente que no ayudan a mantener el escepticismo cuando se nos habla de esas teorías, por eso es importante mantenerse informado para sacar conclusiones lo más realistas posible.

Una de esas conclusiones es que los intentos de los gobiernos para modificar el clima con química y tecnología es una realidad que está más que confirmada. De esto no hay ninguna duda y se está produciendo desde hace mucho tiempo.

Tanto es así, que existe un tratado internacional conocido como ENMOD, que viene a ser una convención sobre la Prohibición del Uso de Técnicas de Modificación del Medio Ambiente.

Este tratado internacional se firmó en Ginebra, entró en vigor el 5 de octubre de 1978 y prohíbe expresamente cualquier técnica de modificación del medio ambiente que tenga un fin de carácter militar o cualquier otro fin hostil, lo cual confirma de facto que existen esas prácticas para tratar de influir en el clima.

Otra teoría de la conspiración es la conocida como Proyecto HAARP. Traducido al español, «Programa de investigación de auroras activas de alta frecuencia». Se trata de un proyecto científico y militar ubicado en Alaska que se centra en el estudio de la ionosfera, una capa de la atmósfera terrestre que absorbe los rayos ionizantes provenientes del Sol y que se comporta como un escudo protector que permite que la vida en la Tierra sea posible.

Este proyecto utiliza una serie de antenas de alta frecuencia para enviar señales de radio hacia esa capa con el fin de investigar sus propiedades y comportamiento.

A lo largo de estos últimos años se ha hablado mucho de ello, y algunas personas ha asociado la actividad de este experimento con supuestos cambios repentinos en el meteorología, o incluso lo han llegado a relacionar con catástrofes ocurridas recientemente, como los efectos de la Dana que afectó gravemente a la zona de Valencia en España y que mató a más de 220 personas

Esas teorías sostienen que el proyecto HAARP es utilizado para manipular el clima, causar terremotos y hasta controlar la mente humana, sugiriendo que este programa militar genera, intencionadamente o no, parte de las consecuencias asociadas habitualmente al calentamiento global, algo desmentido por diversas instituciones científicas, que indican que el proyecto HAARP solo trabaja en la capa más externa de la atmósfera y que no puede afectar a las capas más bajas, donde se producen los fenómenos meteorológicos.

Y sí…, ya sé que eso no tranquiliza demasiado. ¿Quiénes son las instituciones o las entidades que determinan si existe riesgos o crean y firman los tratados internacionales sino los propios interesados en realizar las prácticas de modificación climática?. Por lo tanto, ¿qué es lo que garantiza que realmente no se estén llevando a cabo desarrollos que tienen más interés geopolítico o militar que social?

De hecho, hay científicos de universidades prestigiosas que no se muestran a favor de ninguno de estos experimentos, porque según ellos, aunque la geoingeniería podría ofrecer soluciones para enfriar el planeta o reducir los niveles de dióxido de carbono, o incluso generar más lluvias allá donde es necesaria, también pueden implicar grandes riesgos; mientras que otros científicos señalan que, a pesar del escepticismo y de los temores de parte de la población, la investigación y la experimentación deben continuar para comprender mejor la evolución del clima y tratar con ello de encontrar soluciones para controlar sus efectos destructivos.

En resumen, aunque sí existen desarrollos tecnológicos que tratan de influir en el clima, no hay evidencias concluyentes de que se estén utilizando con fines oscuros.

La manipulación del clima sigue siendo un campo de estudio en desarrollo, con muchos desafíos y dilemas éticos por resolver que, si somos realmente una sociedad responsable, deberemos seguir de cerca para evitar un mal uso de ella.

¿Qué opinas tú de todo esto?. ¿Crees que la situación climática y medioambiental puede ser revertida con el desarrollo de tecnologías como estas?. Y si eso fuese posible, ¿crees que merece la pena asumir posibles riesgos asociados que aún son desconocidos?, ¿o crees que es mejor apoyar su desarrollo y aplicación para tratar de resolver con ellas los peligros que ya tenemos aquí?, como las sequías prolongadas, los huracanes, las lluvias torrenciales o los efectos que la contaminación atmosférica tiene en los seres vivos?


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