La resiliencia es el antídoto a tu incertidumbre

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Seguro que has oido hablar del desarrollo de la resiliencia y de su importancia para superar los golpes y decepciones de la vida; o al menos de tener mayor fortaleza para que podamos sobrellevarlos mejor. Es un tema que resulta particularmente interesante, sobre todo en estos años tan angustiosos que nos ha tocado vivir y en los que mucha gente está sufriendo para poder tirar adelante.

La resiliencia es una capacidad que podemos desarrollar en cualquier momento de nuestras vidas, sobre todo en la etapa de transición hacia la edad adulta, cuando los interrogantes sobre el futuro son mucho más grandes y la incertidumbre se presenta delante de nosotros como una gran montaña. Pero estamos en un momento en el que, independietemente de la edad que tengamos, si hay algo que no nos falta a la mayoría son interrogantes sobre el presente y sobre el futuro, mucha incertidumbre y montañas de dificultades que debemos escalar. Todos estamos sufriendo esa misma coyuntura y por supuesto, todos nos vemos en la necesidad de desarrollar o de reforzar nuestra resiliencia.

Déjame que te hable de Bruno. Se trata de un adolescente de 13 años que estudia educación secundaria y que está a punto de iniciar, con muchas dificultades, la etapa final de esta. Bruno es inteligente, pero incapaz de prestar atención en clase, y mucho menos de mantener una cierta disciplina en los estudios, tanto en la escuela como en su casa, donde comparte una pequeña habitación con sus otros dos hermanos y donde no dispone ni del espacio ni del silencio necesarios como para que su falta de autoestima, su mente confusa e insegura y su déficit de atención le permitan alcanzar un nivel suficiente de concentración como para retener y sobre todo entender lo que está estudiando.

Ante esto, cuando llegan las notas trimestrales y la necesidad de ser firmadas por los padres, se va repitiendo el drama de tener que dar explicaciones. Con una media de tres o cuatro asignaturas suspendidas es evidente que no se está avanzando adecuadamente para afrontar esa última etapa educativa que le exigirá un mayor esfuerzo si quiere emprender posteriormente el camino hacia la universidad. Su entorno percibe un horizonte de fracaso en los estudios y ya ha empezado a hacerle ver que le será prácticamente imposible cualquier posibilidad de llegar a un cierto nivel que le facilite las cosas para alcanzar las metas y sueños que siempre tuvo en su cabeza para el futuro.

«Se imponen acciones», se plantean los padres aconsejados por el profesor tutor, el cual informa en su valoración profesional que, pese a ser un muchacho con sobradas capacidades como para superar el curso, «no lo conseguirá ya sea porque no se esfuerza, porque pone muy poco por su parte, porque no le motivan los estudios o porque simplemente no le da la gana»; así son habitualmente las conclusiones más motivadoras que se pueden leer en el informe que se adjunta a sus calificaciones trimestrales. Pero no está todo perdido…; trabajando juntos para cambiar algunos de sus hábitos negativos por otros que le hagan reaccionar positivamente podría corregir esa tendencia. Nunca es tarde para intentar reconducir las cosas, pero Bruno está perdido; no sabe como hacerlo…

La cuestión de fondo es que alguien se pueda atrever a establecer, a partir de una simple valoración numérica, una sentencia sobre las posibilidades de cualquier persona respecto de si puede o no puede alcanzar lo que desea. En realidad, lo que Bruno necesita es orientación, consejo y guía; ya que esta etapa es crítica para él porque no sabe hacia donde quiere ir, ni tiene idea de cuál es su verdadero potencial que, sin duda, es mucho mayor del que reflejan sus notas y las conclusiones que parecen entenderse a partir de ellas. Es un momento peligroso en el que el apoyo es fundamental y en el que las palabras pueden ser también peligrosas, puesto que en caso de ser erroneas podrían quedar grabadas en su cabeza para toda la vida, condicionando aún más sus decisiones y su futuro, por lo que hay que ser cuidadoso y tener claro cómo manejar la situación sin empeorarla aún más.

Esta sociedad y el sistema por el cual funciona tienden a debilitar el carácter y autoestima de las personas. Lo hacen con cualquiera de nosotros y por supuesto lo hacen también con Bruno, a quien su entorno, en lugar de ayudarle a descubrir todo su potencial, le recuerda constantemente lo que no va a llegar a ser y le crean con ello mayor inseguridad y frustración, con lo que tiende a ir perdiendo motivación y confianza en sí mismo.

Que hay mejores y peores estudiantes es una realidad; como que también lo es que un buen estudiante pueda ser un fracaso en su vida adulta y que un mal estudiante llegue a alcanzar grandes metas. También hay personas que tienen más recursos a su alcance y por ello puede parecer que están en mejores condiciones de tener éxito en esa vida, ya que aparentemente disponen de ciertas ventajas a las que otros posiblemente no puedan acceder.

Sin embargo eso no es garantía de nada. A veces, un consejo inspirador, una simple frase dicha en un momento oportuno en la vida de alguien, podría ser determinante y cambiar drásticamente la situación, porque consiguen despertar unas capacidades que aún se desconocen porque están ocultas detrás de un montón de prejuicios y suposiciones, cosas que Bruno o muchas otras personas son incapaces de ver por sí mismos.

La interacción con educadores y familia debe orientar y aconsejar, ya que no se trata únicamente de formar a las personas en el conocimiento de un temario, sino también de ayudarles a desarrollar fortalezas y habilidades que serán clave para afrontar las situaciones que se sucederán en la vida y superarlas aprovechando la experiencia que va acumulando para ir avanzando. Esto no solo va de decir a Bruno que «se esfuerce porque puede conseguirlo», se trata de desarrollar en él un carácter resiliente que le fortalezca como persona y le aporte seguridad y confianza. Exactamente de lo que adelece mucha gente en la actualidad, y así nos va…

Al fin y al cabo, la resiliencia es esa capacidad que nos permite superar las situaciones difíciles e incluso salir más fuertes de ellas; es algo que no se adquiere de nacimiento, sino que puede ser desarrollado, incluso cuando es casi nula debido a unas circunstancias personales difíciles. Y lo primero que vamos a necesitar para ello no es únicamente el darnos cuenta de lo débiles que somos, sino de que también tenemos un potencial oculto que aún está por descubrirse.

De hecho, la primera de las características que definen a una persona resiliente es que son conscientes de sus potencialidades y de sus limitaciones. Eso se llama autoconocimiento, otra cosa que Bruno (y cualquiera de nosotros) deberá ir desarrollando a lo largo de la vida. Y esa es otra de las claves a tener en cuenta, porque cuando alguien se conoce bien a sí mismo, sabe trazar mejor sus objetivos y gestionar sus recursos de forma objetiva y sin autoengañarse o ser engañado por las valoraciones de terceros.

Si lo consigue, la resiliencia de Bruno le permitirá encontrar soluciones creativas ante múltiples problemas que se puedan presentar. Y si estos problemas generan daños, su creatividad y disposición le ayudarán a repararlos y a transformar un hecho desgraciado en una experiencia de la que sacar algún beneficio. De aquí que sea tan importante mostrar a Bruno que sus capacidades van mucho más allá de lo que se pueda imaginar y que solo tiene que confiar en si mismo e ir sacando partido de todo el aprendizaje que pueda ir teniendo a su alcance a través de la experiencia en su propio desarrollo personal.

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Hay un concepto que está últimamente muy de moda: el «mindfulness»; es algo que va de avanzar hacia la plena conciencia. Un Bruno resiliente tendrá mayor conciencia de lo que es y de donde está para disfrutar del aquí y del ahora; ir dejando atrás las frustraciones e inseguridades y aprender a quedarse con su parte positiva para disfrutar del presente sin obsesionarse en exceso por el futuro, para que la incertidumbre no acabe dirigiendo nuevamente su estado de ánimo, sobre todo soi lo hace hacia la deriva; aceptará su realidad y comenzará a disfrutar de ella.

Relativizar los problemas y las dificultades es otra de esas costumbres que nos ayudan a ver la vida con mayor objetividad y es otra característica más que definen a las personas resilientes. Ser realista frente a nuestros sueños es parte de ese ejercicio de autoconciencia y de relativización de las cosas. Tenemos unos recursos entre los que se incluye nuestro tiempo disponible y las personas resilientes no están dispuestas a perderlo en pesimismos y frustraciones. Nos podemos imaginar lo importante que puede ser el cultivar en Bruno esta actitud, no solo ayudarle a ir mejorando en sus estudios. ¿De qué sirven unas asignaturas aprobadas con buena nota si no hemos conseguido potenciar el carácter y la autoestima?.

Ciertamente, el que Bruno fracase debido a su bajo rendimiento en los estudios es algo que podría ser difícil de evitar, pero no habrá nada que no pueda superar si aprende a levantarse y a confiar en sus propias capacidades. Hay que poner esa preparación en la lista de prioridades ya que, en definitiva, es lo que va a tener que afrontar muchas veces a lo largo de su vida como adulto. Una vez más, se trata de enseñar a Bruno a desarrollar su resiliencia y a sacar beneficio de toda experiencia en forma de aprendizaje.

No olvidemos que los errores y los fracasos tienen una importancia relativa, ya que son necesarios para mejorar. Puede que cueste un poco entenderlo, pero para eso están los educadores, para ayudar a asimilar esa manera de enfocarlos. Debemos llegar a entenderlos como una oportunidad de aprender y también de identificar nuestras reacciones emocionales para saber gestionarlas. Hay que cambiar nuestra percepción, aprender a adaptarnos a un entorno que se transforma constantemente y en el que la inteligencia emocional será nuestra tabla de salvación.

Precisamente en un episodio anterior de La Guarida de Lycon hablaba de la aceptación del cambio, ya que forma parte de nuestro desarrollo personal y preparación para lograr sentirnos felices. No podemos negarnos a ir cambiando a medida que cambian nuestras circunstancias personales; a esto se le llama capacidad de adaptación o flexibilidad, y una persona resiliente necesita mucho de eso. Seguro que tú, que me estás escuchando ahora mismo, sabrás a qué me refiero.

Lo que ahora tienes, lo que vives y con quien lo compartes, un día cambiará de forma inevitable; comprender y asimilar eso forma parte también de nuestro desarrollo como personas. Aceptar esas circunstancias e intentar adaptarnos a ellas es muy importante, ya que se trata de vivir el presente y el presente no es algo estático; está cambiando cada segundo y tú deberás adaptarte siempre a él, ya que no hay otra alternativa.

Por ir acabando, de algún modo no solo Bruno debe tratar de desarrollar su resiliencia, todos nosotros lo estamos haciendo de forma consciente o inconsciente. Si os soy sincero, una de las cosas que hago para ir desarrollando mi propia resiliencia, mejorar con ello el concepto que tengo de mi mismo y de mis circunstancias personales, sacar el máximo posible de mis propias capacidades, contribuir con algo que me haga sentir satisfecho, llegar a valorar y a disfrutar del presente, ver las cosas con más optimismo y con más perspectiva…, es haciendo lo que estás leyendo o escuchando en este preciso momento.

Hay personas que escriben en un diario sus experiencias y pensamientos; yo los escribo en el guion de un diálogo que después comparto en este podcast o en un blog. Lo hago porque es una forma de encontrarme con mi conciencia y tal vez conectarla con la de otras personas. Si has llegado hasta este punto del episodio, es posible que de alguna manera te sientas identificado con ello. Si es así, empieza a buscar el modo de potenciar tu propia resiliencia.

Acabo por hoy este episodio de La Guarida de Lycon. Espero que te haya interesado lo que te he explicado y también espero que vuelvas por aquí. Si te gustan estos contenidos, te propongo que le des al botón de suscripción y así te llegará el aviso del próximo, que espero compartir en unos días. Cualquier sugerencia sobre un tema concreto que te interese o sobre cualquier aspecto que me ayude a mejorar este lugar no dudes en hacérmelo saber y me pondré con ello, te estaré muy agradecido.

Hasta pronto.

Miguel Ángel Beltrán


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