En este episodio quiero hablarte de la incorporación al mundo profesional y de las dificultades para poder desarrollarse en él. No voy a descubrir nada especial si digo que el entorno laboral está sufriendo una transformación muy importante desde hace años y que las cosas parecen estar más complicadas si lo que se busca es estabilidad y tener oportunidades para conseguir un buen empleo.
Aún recuerdo a lo que me tuve que enfrentar yo cuanto accedí a mis primeros trabajos y debo reconocer que aquella experiencia no es comparable en absoluto con la que hoy deben afrontar los que empiezan o tratan de ir mejorando su posición.
Soy de los que piensan que ahora todo es bastante más complejo, no solo por el esfuerzo que supone encontrar ese empleo, sino porque uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan los jóvenes es a la exigencia de tener que adaptarse a cambios continuos por factores diversos; unas veces económicos y otras veces tecnológicos.
El ámbito profesional actual plantea escenarios bastante diferentes de los que afrontamos los que hoy ya tendemos a pensar en el final de nuestra etapa profesional y en el momento de pasar el testigo a los que vienen detrás. No voy a decir que el panorama sea mejor o peor, pero sí es distinto.
La pregunta que me hago es si, debido a esas diferencias, la manera que en su momento tuvimos de actuar ya quedó obsoleta y ahora se debe actuar de otra forma si se quiere acceder a un puesto de trabajo o mejorar el que se tiene. Yo diría que en algunas cosas sí, pero otras siguen inalterables. Así merece la pena hablar un poco de las dos.
Recuerdo que hace 30 años se hablaba poco de conceptos como resiliencia, capacidad de aprendizaje continuo, flexibilidad, adaptabilidad o mentalidad de crecimiento; no es que fueran conceptos que no se tuvieran en cuenta, solo que no se escuchaban demasiado en el argumentario habitual de las empresas a la hora de contratar.
Sin embargo, sí se hablaba mucho de habilidad, esfuerzo, productividad, lealtad y obediencia. A poco que cumplieras con esto, podrías permanecer en una misma empresa por muchos años, incluso toda tu vida laboral. Hoy en día esa expectativa es poco realista para la inmensa mayoría de aspirantes a una oferta de trabajo.
Sin duda el mundo cambia y con él también lo hacen las organizaciones. Por eso no me canso de decir en mi entorno que la capacidad de adaptación a las exigencias de ese escenario se ha convertido en uno de los factores diferenciadores en cualquier proceso de selección, si es que en el fondo no es el más importante de todos.
El trabajo escasea y la competencia es feroz. Hay que estar bien preparado para luchar ahí fuera si quieres alcanzar lo que buscas. Y en caso de conseguirlo, también tienes que estar muy mentalizado de que no podrás mantenerte en ese puesto por mucho tiempo y que tendrás que estar dispuesto a mejorar constantemente y aspirar a algo mejor.
Hoy en días no hay tregua en la obligación de mantenerse actualizado y de adquirir nuevas habilidades para ser atractivo y competitivo en el mercado laboral. A diferencia de lo que sucedía hace unas décadas, pocos puestos de trabajo son hoy de larga duración; o evolucionas en la empresa aportando más valor o acabarás por salir de ella, ya sea por iniciativa propia o por iniciativa de otros.
Y lo harás, independientemente de que seas muy trabajador o no, porque ante una necesidad de reestructuración no se te va a valorar por lo mucho que trabajas y por las horas que dedicas a la empresa, sino por el valor cuantificable que le aportas o por las necesidades de la propia empresa de cubrir unas cuotas de ajuste impuestas por las circunstancias.
Si quieres progresar procura entender bien cómo funciona el mundo laboral y verlo con un enfoque profesional.
Vas a tener que aprender a navegar y a adaptarte en un escenario que es muy cambiante, inestable o a veces desconcertante; y tendrás que hacerlo manteniendo una actitud positiva y proactiva.
Aun así, esto no te garantiza el éxito, ni tampoco el estar tranquilo una larga temporada; lo que está claro es que, si no lo haces, sí estará prácticamente garantizado que perderás cualquier oportunidad de avanzar haca tus objetivos personales.
En lugar de resistirte al cambio intenta practicar su aceptación; ábrete a él y entiéndelo como parte imprescindible en tu desarrollo personal. Ya sé que no es fácil, pero es que no hay otra. El mostrarte poco flexible ante la constante transformación de la empresa no puede ser positivo en los tiempos que corren, y ten claro que tus competidores sí lo harán, no lo dudes.
No es que se trate de aceptar cualquier cosa. Hay que identificar lo que puedes mantener razonablemente bajo tu control y concentrar los esfuerzos en hacerlo de la mejor manera posible. Pero lo cierto es que no hay avances sin asumir un cierto nivel de riesgo; así que tendrás que encontrar un equilibrio entre tus decisiones y tus capacidades teales, además ser muy honesto contigo mismo.
Recuerda que todos tenemos un nivel de incompetencia y que no podemos asumir cualquier cosa que se nos plantee. Ser flexible no significa ser irresponsable; si hay algo para lo que no estás preparado, no es que debas renunciar al desafío, sino que es siempre mejor reconócelo y mostrarte dispuesto a adquirir las habilidades necesarias para afrontarlo. Las cosas hay que hacerlas con sentido común.
Todo esto tiene mucho que ver con la actitud que tengas y no tanto con el esfuerzo que estés dispuesto a invertir. Puedes trabajar muy duro en lo que estás haciendo ahora, pero eso no te garantiza crecer; lo que te hace crecer en realidad es tu mentalidad y tu resiliencia; tu capacidad de adaptarte a las situaciones difíciles y de aprender de tus errores para ser mejor.
Eso de la resiliencia no es un don con el que uno nace, sino que se va adquiriendo a lo largo de la vida. Es como un músculo que coge fuerza a medida que lo enfrentas a desafíos. Las personas nos fortalecemos con las experiencias difíciles, tanto si las superamos como si fracasamos en ellas.
Volviendo a lo de la mentalidad y el sentido común …, cuando digo lo de fortalecernos afrontando los desafíos no se trata de ponerse delante de un tren y pretender pararlo. Hay que ser consciente de nuestras posibilidades y limitaciones. El autoconocimiento es esencial como parte de la actitud que vas a necesitar en el mundo laboral al que te enfrentas.
Debes saber cuáles son tus principales fortalezas y habilidades, así como tus limitaciones y defectos. Esto es indispensable para no estrellarte antes de tiempo. Además de valentía y decisión, necesitas conocerte todo eso para establecer metas realistas que estén a tu alcance teniendo en cuenta tus recursos y capacidades actuales. Recuerda que la mejora manera de avanzar fortaleciendo músculo es con pasos pequeños pero firmes.
Tampoco es que estemos descubriendo algo especial; esta mentalidad y forma de afrontar las cosas ya eran comentadas por los filósofos clásicos, a los que me gusta acudir de vez en cuando para encontrar consejos, que muy a menudo son aplicables en la actualidad.
Por ejemplo…
Homero exploraba en la «Ilíada» y la «Odisea» la idea de la superación de desafíos y de buscar la excelencia a pesar de las dificultades. Hablaba justamente de perseverancia como clave en el crecimiento personal.
Sócrates y Platón lo hacían sobre la reflexión y la autoevaluación como caminos para desarrollar el autoconocimiento. Proponían la sana práctica de examinar nuestras propias acciones en la vida cuestionando nuestras creencias y valores con el objetivo de mejorarlos.
Séneca hablaba de la importancia de cultivar la tranquilidad interior y la serenidad. Dominar las emociones y mantener la calma en todas las circunstancias como una forma poderosa para manejarse ante las adversidades y sacar un aprendizaje de las experiencias, ya fueses estas positivas o negativas.
Como ves, lo de adaptarse al cambio no es nuevo, hace más de 2000 años que ya se ofrecían diferentes perspectivas sobre cómo afrontar la vida y navegar por las circunstancias que plantea.
Por recapitular sobre los puntos clave que debes tener presente en el escenario laboral actual, ya sea porque estás incorporándote o porque quieres crecer en él, apunta estos términos en tu bloc de notas:
- Flexibilidad
- Adaptabilidad
- Aprendizaje continuo
- Mentalidad de mejora
- Resiliencia
Tu capacidad para desarrollar cada uno de esos conceptos determinará tus opciones ante cualquier oportunidad de acceder al mercado laboral o a una mejora de tu situación profesional.
No hay otro camino mejor para conseguirlo que el prepararse y adaptarse a un escenario que cambia constantemente y mantener siempre una actitud positiva y proactiva hacia él.
Y déjame que cierre este tema insistiendo en lo que comentaba antes: no se trata únicamente de que seas muy trabajador o no; las organizaciones no te van a valorar por el número de horas que dedicas a tu trabajo, sino por el valor que le aportas con lo que haces.
Por lo tanto, si quieres llegar a ser un profesional valorado e interesante para las empresas, intenta tomar por costumbre el analizar cómo puedes aportar más valor en lo que haces; lo demás irá llegando con el tiempo. Una vez más; todo está relacionado con tu mentalidad y con tu actitud.
Hasta aquí el episodio de hoy, espero que te haya resultado interesante. Si es así, te invito a suscribirte a LA NOCHE DE LYCON. No te pierdas el próximo episodio que muy pronto compartiré contigo.
Hasta pronto.
Miguel Ángel Beltrán
Photo by Edmond Dantès on Pexels.com
About The Author
Descubre más desde MIGUEL ÁNGEL BELTRÁN
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.