5 de febrero de 2025
EL FARO DE LYCON
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88 - Sobrevivir al colapso que viene: ¿podemos evitar lo insostenible?
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En este ocasión os voy a plantear un tema que no suele dejar a nadie indiferente y que debería estar en la mente de cada uno de nosotros: vamos a hablar de la sostenibilidad, y lo vamos a plantear de una forma sencilla, para que se entienda lo mejor posible de qué estamos hablando.

Sobre todo para aclarar como de real es esa idea sobre los riesgos catastróficos del no hacer nada y tratar de entender mejor el verdadero significado del compromiso con ese reto del Desarrollo Sostenible que tanto escuchamos por todas partes, pero sin entrar en matices de carácter ideológico a favor de una u otra postura; mejor centrémonos en lo posible en los hechos y los números conocidos, para que cada uno, de forma individual, saque sus propias conclusiones.

De entrada, creo que estaremos de acuerdo en que hay un movimiento creciente y cada vez más importante de la sociedad que defiende una postura muy crítica al respecto del camino que llevamos como civilización y de la falta de compromiso existente sobre temas que nos afectan o afectarán a todos en un futuro muy próximo.

El mensaje que transmite este movimiento es interpretado por muchos como catastrofista y agorero, ya que defiende la idea de que la humanidad está acercándose al borde del abismo por el modo en el que comporta con su entorno, y que la inacción ante esta dirección que llevamos ya no es una opción si queremos que nuestros hijos y netos tengan un lugar donde vivir de forma razonable, en lugar de un mundo contaminado, sin recursos básicos y lleno de conflictos por ello.

Pongamos que es cierto eso de que realmente vamos camino de un punto en el que lo que entendemos por sociedad o incluso por civilización, no pueda sostenerse más y se venga abajo en una reacción en cadena imparable. ¿Podría suceder algo así?. Pues siendo pragmáticos y analizando la información disponible, empieza a parecer realmente factible que eso ocurra en tan solo un par de décadas.

Si eso es cierto, ¿te das cuenta de lo que estaría en juego? las futuras generaciones enfrentarán desafíos enormes, mucho peores que los que ya sufren hoy. ¿Es eso lo que queremos para nuestros hijos?

A ver si con lo que voy a explicarte consigo, si es que no lo estás ya, que te posiciones al respecto o incluso que pongas en duda la propia visión que tenías hasta ahora del problema.

¿La sostenibilidad es un lujo o una necesidad urgente?. ¿Porque se supone que somos responsables de forma individual y colectiva del problema?

Un día me tropecé con un proverbio indio americano que decía:

«No heredamos la Tierra de nuestros antepasados, sino que la tomamos prestada de nuestros hijos.»

Al comentarlo en una tertulia de sobremesa entre familiares y amigos, se inició un interesante debate en el que hablamos, entre otras cosas, sobre la cantidad de comida desperdiciada a diario y sobre los residuos que se generan. Estábamos todos de acuerdo en que realmente son muchos y en que éste es un factor más de afectación a la economía familiar que se añade a otros que son muy conocidos.

Fue una conversación en la que se compartieron diferentes puntos de vista de personas adultas y de jóvenes que tienen toda la vida por delante sobre el mundo que ellos y las generaciones futuras van a heredar. Independientemente de la sensibilidad ideológica individual, todos estaban más o menos de acuerdo en que ese futuro es inquietante, lo bueno es que aún hay una percepción de esperanza, en buena parte por la creciente sensibilización de la sociedad.

No obstante, la opinión general parece dar a entender que el problema es que, ante la degradación de los ecosistemas, de los recursos naturales y de la calidad de vida de las personas, no se avanza lo bastante rápido y todavía no hay suficiente concienciación sobre la realidad que se nos viene encima y aun menos sobre la responsabilidad que tenemos todos para luchar contra ello.

Al finalizar esta tertulia, todo esto me hizo reflexionar y plantearme ciertas cuestiones sobre ese tema e hice alguna lectura sobre eso que llaman «objetivo global por la Sostenibilidad», más que nada para tratar de entender mejor donde estamos y hacia donde vamos, en lugar de quedarme en los grandes titulares, que parecen variar en función del interés político o económico de quien lo escriba.

De todo lo que obtuve de esa información, os voy a hacer un resumen con números muy elocuentes para tratar de describir, de una forma fácil de entender, el escenario al que nos estamos enfrentando:

Por ejemplo: podemos empezar por el número…

• 77
77 son los kilos de comida que, según el Ministerio de Consumo español, se desperdician por habitante de este país al año. De estos 77 Kilos, más o menos el 60% corresponde a los hogares, y un 40% se lo reparten los restaurantes, (un sector muy potente en España) y el comercio minorista, es decir, el que vende productos y servicios directamente al consumidor final.

Si esos 77 Kilos por habitante os parecen una barbaridad, os diré que es incluso pequeña si la comparamos con la existente a nivel mundial; ya que, según las Naciones Unidas, estaríamos hablando de unos 120 kilos de media por habitante al año. Unos 930 millones de toneladas de comida que se van a la basura; dicho de otro modo, desperdiciamos el 17% del alimento disponible para consumo en el mundo.

Pero lo grave de esto no es únicamente toda esa comida desperdiciada, sino el impacto que eso supone, ya que debemos añadirle los recursos utilizados en su producción, en su manipulación, conservación, envasado, logística y posterior tratamiento de todo ese residuo generado.

Porque sí… hay que tratarlo para que no acabe generando un problema adicional de salud pública o medioambiental.

Otro número…

• 9,7
9,7 son los miles de millones de personas que, según las Naciones Unidas, se espera que vivan en este planeta hacia 2050, es decir… 9.700 millones de personas. Esto implicará 1.700 millones de personas más que los actuales. O sea…, 1.700 millones más de bocas que consumirán alimentos, que consumirán recursos y que generarán residuos que también habrá que gestionar si no queremos acabar enterrados en basura putrefacta.

Más números…

• 45
Veréis… la demanda actual de cereales como el trigo, el maíz, el arroz y la cebada, productos primarios absolutamente claves a nivel global, es actualmente de unos 2.800 millones de toneladas según la FAO. El número 45 al que me refiero es el porcentaje de crecimiento que tendrá esa demanda de producción para 2050, un 45% más no solo como consecuencia de ese crecimiento demográfico que decía anteriormente, sino también por los cambios económicos y sociales que se darán debido al desarrollo de países emergentes con un enorme potencial de consumo.

• 75
Podréis pensar que ese 45% parece un crecimiento excesivo o desproporcionado en la demanda de cereal con respecto al crecimiento de la población, pero es que no hablamos únicamente de la alimentación humana, sino también de la alimentación animal.…

Tengamos en cuenta que el crecimiento de la población traerá consigo un impacto en los hábitos alimenticios y la necesidad de una mayor producción de carne. Tanto es así que para responder a la demanda de esos 1.700 millones de bocas, eso supondrá un incremento del 75% de la producción animal con respecto a lo que se produce hoy ¿Os podéis imaginar lo que eso supondrá?.

Para hacernos una idea más precisa, podemos tomar los dos últimos números que quiero comentar…

• 30
El 30% es el porcentaje del total de consumo energético mundial a día de hoy. Ese 30% se destina únicamente a sostener el sistema alimentario. Además, la mayor parte de esa energía procede de combustibles fósiles y producen más del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo según la FAO.

Eso en cuanto a energía. Hablemos ahora del agua…

• 70
El porcentaje del total de consumo mundial de agua dulce que se destina únicamente a la producción de alimentos el del 70%. Un porcentaje de consumo de agua que deberá crecer de forma sustancial hasta 2050 para poder responder a todo ese incremento de producción de alimentos que será necesario para abastecer a esos 9.700 millones de personas que acabaremos compartiendo este planeta en tan solo 25 años.

Por lo tanto, suponiendo que estas predicciones se cumplen y no nos ponemos muy en serio con ello, la situación será insostenible.

Y eso que, aún no he entrado en el asunto de los latigazos climáticos y de cómo influirán en este escenario que se nos viene encima.

Más allá de las controversias que genera el tema del Cambio Climático por diversas razones, es evidente que hay una serie de factores preocupantes relacionados con sequías prolongadas, aumento de temperaturas, desertización, contaminación, plagas y otros eventos agresivos, ya sean cíclicos o no, que no podemos obviar y que afectan y afectarán de forma directa a cualquier objetivo que se plantee.

En esto del Desarrollo Sostenible no entro en la controversia sobre el si hay o no un Cambio Climático, ni si los factores que lo originan son humanos o naturales, ni tampoco en si realmente podemos hacer algo para evitarlo; en lo que sí entro es en la necesidad de prepararnos para una nueva situación que casi con toda seguridad se dará en poco tiempo, que posiblemente sufriremos los que hoy compartimos el planeta y que no será una situación fácil.

La cuestión es si comprendemos bien en qué consiste realmente ese compromiso por el Desarrollo Sostenible al cual se supone que debemos incorporarnos obligatoriamente; porque cuando preguntas por ahí, muchas personas aún entienden de forma parcial el concepto; tienden a asociarlo básicamente a la protección del medioambiente, lo cual no deja de ser cierto, pero es incompleto.

Una descripción genérica de «Desarrollo Sostenible» sería el satisfacer las necesidades actuales de la sociedad sin comprometer sus necesidades futuras. Pero el asunto es un poquito más complejo y va más allá de la protección del medioambiente.

En realidad, para conseguir un verdadero «Desarrollo Sostenible», debemos mantener un equilibrio entre tres pilares, o si lo preferís…, tres objetivos principales:

1.- Desarrollo de la economía.
2.- Cuidado del planeta.
3.- Bienestar social.

Si una de esas tres patas se rompe, no es posible esa «sostenibilidad» que tanto se busca.

Por ejemplo…

Una sociedad con muy elevada conciencia medioambiental, que ha conseguido un entorno limpio y saludable, pero para ello ha implantado una economía agresiva e injusta en la que solo unos pocos tienen oportunidades para mejorar sus vidas, o en la que existen grandes desigualdades y violencia, o mucha gente sin acceso a una educación o sanidad dignas, no se puede considerar como «sociedad sostenible», por muy limpios que estén sus mares y sus ríos, muy pura que sea su atmósfera o muy alto que sea su PIB.

Dicho de otra forma, una verdadera sociedad sostenible no puede basarse únicamente en la preservación del medio ambiente, sino que debe también garantizar un bienestar social razonable. La sostenibilidad no va de ideologías, sino de lograr entre todos un equilibrio integral donde los miembros de la sociedad tengan acceso a oportunidades justas, educación de calidad y servicios de salud dignos.

Sin este equilibrio, cualquier logro ambiental se verá opacado por las injusticias y desigualdades internas, y posiblemente nos acabará llevado al colapso de la sociedad. No podemos permitirnos ser complacientes con un desarrollo que ignore estos derechos a una gran parte de la población.

Así que, la próxima vez que escuches a alguien jactarse de lo eficaces que están siendo sus medidas para hacer más puro el aire en su ciudad o más limpios sus ríos y costas, pregúntales sobre las condiciones de vida de sus habitantes. Pregúntales si todos tienen acceso a una educación de calidad o a una atención médica decente. Porque hasta que no abordemos estos problemas de manera conjunta, no podremos considerar que hemos alcanzado una verdadera sociedad sostenible.

Este objetivo no es solo por nosotros, sino por las futuras generaciones que heredarán el mundo que les dejamos. La sostenibilidad es un desafío que nos incumbe a todos, y debemos afrontarlo con valentía y determinación.

Con esta reflexión acaba el episodio de hoy. No dudes en aportar tus comentarios y de suscribirte al canal si te interesan estos temas. Desde EL FARO DE LYCON seguiré compartiendo muy pronto nuevos contenidos sobre estos asuntos e historias apasionantes sobre nuestro pasado y presente.

Hasta pronto.


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