Hace siete años, los astrónomos hicieron un descubrimiento que despertó un gran interés en la búsqueda de vida fuera de la Tierra. A 41 años luz de distancia, alrededor de una estrella llamada Trappist-1, encontraron siete exoplanetas.
Se trata de planetas que giran alrededor de estrellas diferentes a nuestro Sol. Lo más interesante de este descubrimiento es que tres o cuatro de los siete detectados en ese sistema solar podrían tener las condiciones adecuadas para que haya agua líquida. Y donde hay agua, podría haber vida.
El sistema de Trappist-1 llamó mucho la atención porque está bastante cerca en términos espaciales. Esto lo convierte en uno de los mejores lugares para buscar mundos potenciales.
¿Cómo deciden los astrónomos si un planeta es un buen candidato? Pues observan si el planeta está en lo que llaman la «zona habitable». Esta zona es una distancia de su estrella donde las temperaturas no son ni muy frías ni muy calientes, lo que teóricamente permitiría que el agua se mantenga en estado líquido. Y como todos sabemos, el agua es esencial para la vida, al menos tal y como la conocemos.
Siete años después del descubrimiento inicial y a medida que los avances tecnológicos y el estudio han ido avanzando, los planetas del sistema TRAPPIST-1 continúan siendo un misterio fascinante para la comunidad científica, por lo que durante ese tiempo se han llevado a cabo numerosos estudios que han aportado mucha más información sobre ellos.
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